No estaban hechos a la medida.
Ninguno de los dos era la mitad del otro.
Se conocieron por casualidad, sin buscarse, si anhelarse.
Planetas opuestos, almas desiguales.
Ella tan frágil, como papel,
el tan duro, como roca,
Ella tan tímida, él tan resuelto.
Ella tan té, el tan café.
En cambio ella tan dulce como el azúcar, tan suave cual pétalos de una flor.
Un mundo de diferencia los dividía,
Sin embargo...
En ambos renacía aquel sentimiento llamado amor,
Que rompía con cualquier ideología y los unía con misteriosos lazos.
Y ahí estaban, ellos felices, disfrutando de su amor.
Aunque no fueran la pareja perfecta,
y tuvieran un sinnúmero de diferencias.
Pero entendieron...
Que cuando el amor toca a tu puerta,
no nos queda más alternativa que entregarnos por completo,
porque él ya te escogió
y nada tú puedes hacer.